Me refiero á la fiesta de familia que los amables señores Martí y Codolar, cuya bondad y explendidez es bien conocida, han celebrado 'en honor de Dom Bosco, de ese varón apostólico y extraordinario; del Abad mitrado de la Santa Trapa, y de los pobres niños acogidos y educados en los Talleres Salesianos de Sarriá..

 Con una natu-ralidad que encantó; pidióle á Dom Bosco que se sirviese bendecir á todo el grupo, y como éste, calificándose á sí mismo de pobre mendicante, manifestase, que donde estaba presente un Prelado de la Iglesia, él, simple eclesiástico, debía impetrar la bendición en vez de darla, el Abad trapense, de rodillas; se quitó las insignias prelaciales en señal de santa humildad y, postrándose toda la concurrencia, recibió fervorosamente la bendición del anciano valetudinario, héroe de la caridad, fundador de una obra grandiosa que ha de honrar á un santo, porque los frutos ópimos que produce constituyen un verdadero milagro..

 En un parterre rodeado de cedros del Líbano, sentáronse Dom Bosco y el Abad mitrado de la Trapa; colocados á su lado y á su alrededor los pobres niños salesianos, y la familia, amigos y servidores de los dueños.