« La obra de Dom Bosco - se afirma haber dicho Su Santidad Leon XIII - es á no dudarlo extraordinaria; excede á las fuerzas humanas, pues no se concibe que un hombre solo, desprovisto de medios materiales, un sacerdote pobre y humilde, haya podido hacer en breve tiempo, que breve tiempo son treinta 6 cuarenta años, las maravillas que asombradas contemplan Europa y América.

 Con una natu-ralidad que encantó; pidióle á Dom Bosco que se sirviese bendecir á todo el grupo, y como éste, calificándose á sí mismo de pobre mendicante, manifestase, que donde estaba presente un Prelado de la Iglesia, él, simple eclesiástico, debía impetrar la bendición en vez de darla, el Abad trapense, de rodillas; se quitó las insignias prelaciales en señal de santa humildad y, postrándose toda la concurrencia, recibió fervorosamente la bendición del anciano valetudinario, héroe de la caridad, fundador de una obra grandiosa que ha de honrar á un santo, porque los frutos ópimos que produce constituyen un verdadero milagro..

 Señor para hacer un gran bien en la Sociedad, con la educación especialmente de la juventud pobre y abandonada.

 Señor pues bendiga a U. y a toda su familia, dandoles al proprio tiempo larga vida para que durante ella puedan beneficar a las almas de tanta juventud pobre y abandonada, que tanto lo necesita.